Un soplo aviva cualquier llama
y el humo que desprende envuelve el aire con su aroma...
hasta que todos olemos igual.
A.L.
hasta que todos olemos igual.
A.L.
Con esa dignidad de sus antepasados, a los que hace honores, sin aspavientos, Alfonso muestra sus reflexiones en un lenguaje sencillo y contundente, que hace pensar sobre la sinceridad del arte. Con las manos en los bolsillos, sin despeinarse, mirando de frente, nos habla de sonidos de agua, de grandes fiestas de fuego, de semillas preñadas de vida y de tierras resquebrajadas por el gran sol.
